Son muchas las personas que visitan lugares en los que se ha producido una catástrofe ya sea natural, de guerras o accidentes. En sentido amplio, podemos definir el turismo de catástrofes, como aquel a través del cual el turista pretende visitar escenarios de tragedia, dolor y muerte. De manera más específica los medios anglosajones suelen subdividir este tipo de turismo en grief tourism (turismo de sucesos desgraciados), disaster tourism (de catástrofes naturales) y dark tourism (referido a hechos espeluznantes en general). Hay incluso una web dedicada al tema. http://www.grief-tourism.com/
Siete años después de la catástrofe natural sufrida por Nueva Orleans, ésta se enfrenta a un debate moral sobre la llegada de turistas al distrito Lower Ninth Ward, el más afectado.
Pese a las labores ininterrumpidas de reconstrucción, este distrito aún presenta un aspecto desolador y estremecedor. Debido a esto, atrae a miles de visitantes cada año, y cada vez son más las empresas turísticas que ofrecen recorridos por la zona. El rotativo The Telegraph cifra en una treintena los touroperadores que ofrecen visitas guiadas en la zona, por un precio medio de 25 dólares por persona. El peligro de que las visitas interfirieran en las labores de reconstrucción llevó a las autoridades locales a perseguirlas y multarlas. Sin embargo, durante años esta normativa no ha sido aplicada. Un notable incremento de las quejas por parte de quienes residen en la zona ha llevado a las autoridades a actuar según lo previsto en la ley, algo que ha sorprendido a los impulsores de los tours. Ahora las empresas turísticas intentan pactar con las autoridades locales, con el fin de encontrar un punto medio que permita las visitas sin interferir ni en la reconstrucción de la zona, ni en la vida de quienes la habitan. Algunos de los habitantes del Lower Ninth Ward ven con buenos ojos la llegada de turismo. Lo consideran una posibilidad económica, y algunos pequeños comercios aprovechan la ocasión para vender golosinas y souvenirs a los visitantes. Sin embargo, las opiniones desfavorables parecen mayoría. “Estamos hartos y cansados de que vengan y se paseen por el barrio, como si fuéramos una atracción de feria“, explica Vanessa Gueringer, quien ha vivido en Lower Ninth Ward toda su vida. “Después de todo lo que hemos sufrido, nos merecemos más respeto“. Su opinión es de lo más comprensible, y la balanza ética parece inclinarse a su favor. ¿qué sucederá con el turismo de catástrofes en Nueva Orleans?
Si no ha pasado tiempo suficiente para que se cierren las heridas, visitar la isla del Giglio para ver los restos del Costa Concordia puede sobrepasar el límite de la curiosidad para convertirse en macabro. Durante todo el verano, cientos de visitantes acudieron a esta pequeña isla del mar Tirreno (donde se han triplicado los viajeros) para ver los restos del naufragio en el que murieron 32 personas. Los habitantes de esta localidad están muy molestos con la gente que llega al pueblo, se hace una foto frente al crucero incrustado en las rocas y se va. No entienden por qué una tragedia humana de estas características llama más la atención del viajero que sus playas o su gastronomía.
Las guerras también generan mucho turismo. Hiroshima recibe cada año más de un millón de visitantes que desean conocer de primera mano cómo fue el desastre de la bomba atómica. En 1955 se fundó en la ciudad japonesa un Museo Memorial de la Paz de Hiroshima. Allí los turistas pueden ver los estragos que causó la bomba, fotografías, declaraciones, maquetas que recrean los momentos anteriores y posteriores al impacto atómico, relojes que se pararon a las 8:15 horas, instante en el que se detuvo el tiempo y comenzó el horror.
¿Lo consideráis macabro o histórico? En España tenemos la localidad zaragozana de Belchite acoge también a muchos visitantes cada año que quedan fascinados al ver cómo se mantienen en pie estructuras acribilladas a balazos durante la Guerra Civil. Visitar el pueblo viejo de Belchite compunge al que observa y hace reflexionar. Lo mismo ocurre con el municipio vasco de Guernica. Un caso más reciente sería la ola turística sin precedentes que recibió el pequeño municipio de Horta de San Juan tras el terrible incendio que acabó con la vida de cinco bomberos. Visitar Chernobyl es hacer turismo radioactivo. En el 25º aniversario del desastre de la central nuclear ucraniana el Gobierno aprovechó para hacer visitable la zona desolada. Durante la llamada excursión "al corazón de la tragedia", que es como lo denominan los coordinadores, el turista puede fotografiarse frente al reactor número 4, desencadenante del accidente mortal. Los curiosos pueden ver el paisaje yermo e inhóspito, pueden ponerse trajes anti radiación... pero no pueden salirse del itinerario marcado, beber alcohol o encender hogueras. Según fuentes ministeriales las zonas elegidas para la pintoresca excursión son de radiación mínima, no obstante, ecologistas de todo el mundo han puesto el grito en el cielo ya que según las mediciones radioactivas caminar por esos parajes es como hacerse una radiografía.
Realmente a mí me parece interesante visitar el lugar de una desgracia sólo por un motivo, el de intentar que no se vuelva a repetir, que la gente conozca de primera mano los horrores de la guerra visitando un sitio de una batalla, saber hasta qué punto llega la crueldad del hombre…El conocimiento es poder, y este conocimiento puede evitar que las futuras generaciones no cometan los errores de las pasadas. Aunque, ¿Realmente creéis que cuando se exponen las desgracias de un lugar siempre tienen un fin educativo? Evidentemente el fin económico siempre está presente. ¿Podemos considerarlo como una alternativa para la reconstrucción de las zonas devastadas o un negocio muy lucrativo aprovechando desgracias? ¿Se puede catalogar de turismo macabro?
¿Qué os produce esta imagen en la que una turista fotografía una de las imagénes captadas más crueles de la guerra de Vietnam?
Para mí es un poco macabro y desagradable. Sin embargo, en ocasiones nos puede servir de mucho visitar lugares como Chernobyl, Belchite o un campo de concentración, y observar hasta qué punto la maldad humana puede llegar haciéndonos daño a nosotros mismos. Por lo que sé (aunque no he estado) en los campos de concentración que se pueden visitar el ambiente es desolador y muy duro, aunque esto nos puede ayudar a conocer bien lo que ha pasado a lo largo de la historia. Lo que no entiendo es cómo los tour operadores y empresas turísticas lo pueden ofertar como si se tratara de una excursión a Disneyland, y algunas personas se lo toman como algo divertido. Está claro que todo lo que atraiga turismo e ingresos económicos debe ser bienvenido, pero siempre teniendo un poco de ética y respeto por el lugar al que vamos
Pienso Como María del Mar. Es un tipo de turismo que personalmente no me gusta, aunque también pienso que tiene sus ventajas. No hay duda de que algunos casos,como los campos de concentración, ofrecen un interés histórico y aportan una enseñanza de gran valor humano que no debería caer en el olvido. Pero también es cierto que no debe ser muy agradable (al menos para mi) visitar un lugar así. Hay que ponerse en el lugar de los afectados, y pensar... ¿Me gustaría que miles de turistas venga a ver mi país donde ha sucedido una guerra donde ha habido muertes?
Claro, también depende de que los turistas traten el lugar con respeto y no solamente por el morbo de conocer lo que ha pasado, creo que eso es fundamental
Contestando a tu pregunta, Noemí, tengo que decir que la imagen en sí me parece un tanto desagradable; que alguien pueda estar presenciando una escena de dolor y que su única preocupación sea inmortalizarla es lamentable. Pero considero que el turismo de catástrofes no se basa en eso simplemente, sino que a mi me produce curiosidad visitar un lugar en el que haya sucedido algo catastrófico. Digamos que produce interés poder decir que se ha estado en ese sitio y contar lo que se siente, poniendo la imaginación en marcha e intentando sentir lo que alli sucedió.
Personalmente el ver esa foto no me gusta, y yo creo que a nadie le gusta ver que alguien puede estar tan tranquilo echando una foto a algo así... pero también es verdad que hay gente a la que le llama la atención este tipo de cosas, y no niego que puede ser interesante visitar un campo de concentración, o un lugar en el que se pueda realizar este tipo de turismo, pero la verdad, yo no lo pasaría bien visitando estos lugares.
Para mí resulta desagradable tanto la foto como visitar este tipo de destinos. Sin embargo, y a pesar de lo desagradable que pueda resultar, visitar destinos como éstos puede resultar interesante para conocer acontecimientos importantes que han tenido lugar a lo largo de la historia y conocer de primera mano hasta dónde puede llegar la crueldad del ser humano e incluso, la virulencia de los fenómenos naturales.
Bueno yo creo que quizás estamos centrándonos demasiado en la foto que ha elegido Noemí y creo que aunque parezca un tanto desagradabel de ver, ha sido una acierto por su parte ya que ha suscitado interés generalizado por nuestra parte. Es imposible negar las oportunidades para el Turismo de este tipo y hemos de no sólo ver el beneficio que aporta a las empresas que se dediquen a comercializarlo sino también a la función social e histórica. Estos espacios son legados de la humanidad y como tales deber ser conocidos por la población mundial como medio de concienciación colectiva para evitar que sucesos como estos vuelvan a suceder. Todos sabemos que la tarea es complicada pero sólo despertando los "fantasmas del pasado" seremos capaces de entender qué somos y hacía donde queremos ir...
A mí me parece un tipo de turismo muy interesante e incluso necesario. Entiendo que haya personas a las que le resulte desagradable o que intentne hacerlo ver desde un punto de vista un poco morboso pero en general creo que este tipo de turismo se realiza por deseo de conocimiento sobre qué ocurrió y por qué. En ocasiones puede convertirse en un recurso turístico más y ayudar a la regeneración de la zona.
Son muchas las personas que visitan lugares en los que se ha producido una catástrofe ya sea natural, de guerras o accidentes. En sentido amplio, podemos definir el turismo de catástrofes, como aquel a través del cual el turista pretende visitar escenarios de tragedia, dolor y muerte.
ResponderEliminarDe manera más específica los medios anglosajones suelen subdividir este tipo de turismo en grief tourism (turismo de sucesos desgraciados), disaster tourism (de catástrofes naturales) y dark tourism (referido a hechos espeluznantes en general). Hay incluso una web dedicada al tema.
http://www.grief-tourism.com/
Siete años después de la catástrofe natural sufrida por Nueva Orleans, ésta se enfrenta a un debate moral sobre la llegada de turistas al distrito Lower Ninth Ward, el más afectado.
Pese a las labores ininterrumpidas de reconstrucción, este distrito aún presenta un aspecto desolador y estremecedor. Debido a esto, atrae a miles de visitantes cada año, y cada vez son más las empresas turísticas que ofrecen recorridos por la zona. El rotativo The Telegraph cifra en una treintena los touroperadores que ofrecen visitas guiadas en la zona, por un precio medio de 25 dólares por persona.
El peligro de que las visitas interfirieran en las labores de reconstrucción llevó a las autoridades locales a perseguirlas y multarlas. Sin embargo, durante años esta normativa no ha sido aplicada. Un notable incremento de las quejas por parte de quienes residen en la zona ha llevado a las autoridades a actuar según lo previsto en la ley, algo que ha sorprendido a los impulsores de los tours.
Ahora las empresas turísticas intentan pactar con las autoridades locales, con el fin de encontrar un punto medio que permita las visitas sin interferir ni en la reconstrucción de la zona, ni en la vida de quienes la habitan. Algunos de los habitantes del Lower Ninth Ward ven con buenos ojos la llegada de turismo. Lo consideran una posibilidad económica, y algunos pequeños comercios aprovechan la ocasión para vender golosinas y souvenirs a los visitantes. Sin embargo, las opiniones desfavorables parecen mayoría.
“Estamos hartos y cansados de que vengan y se paseen por el barrio, como si fuéramos una atracción de feria“, explica Vanessa Gueringer, quien ha vivido en Lower Ninth Ward toda su vida. “Después de todo lo que hemos sufrido, nos merecemos más respeto“. Su opinión es de lo más comprensible, y la balanza ética parece inclinarse a su favor. ¿qué sucederá con el turismo de catástrofes en Nueva Orleans?
Si no ha pasado tiempo suficiente para que se cierren las heridas, visitar la isla del Giglio para ver los restos del Costa Concordia puede sobrepasar el límite de la curiosidad para convertirse en macabro. Durante todo el verano, cientos de visitantes acudieron a esta pequeña isla del mar Tirreno (donde se han triplicado los viajeros) para ver los restos del naufragio en el que murieron 32 personas. Los habitantes de esta localidad están muy molestos con la gente que llega al pueblo, se hace una foto frente al crucero incrustado en las rocas y se va. No entienden por qué una tragedia humana de estas características llama más la atención del viajero que sus playas o su gastronomía.
CONTINÚA
Las guerras también generan mucho turismo. Hiroshima recibe cada año más de un millón de visitantes que desean conocer de primera mano cómo fue el desastre de la bomba atómica. En 1955 se fundó en la ciudad japonesa un Museo Memorial de la Paz de Hiroshima. Allí los turistas pueden ver los estragos que causó la bomba, fotografías, declaraciones, maquetas que recrean los momentos anteriores y posteriores al impacto atómico, relojes que se pararon a las 8:15 horas, instante en el que se detuvo el tiempo y comenzó el horror.
ResponderEliminar¿Lo consideráis macabro o histórico?
En España tenemos la localidad zaragozana de Belchite acoge también a muchos visitantes cada año que quedan fascinados al ver cómo se mantienen en pie estructuras acribilladas a balazos durante la Guerra Civil. Visitar el pueblo viejo de Belchite compunge al que observa y hace reflexionar. Lo mismo ocurre con el municipio vasco de Guernica. Un caso más reciente sería la ola turística sin precedentes que recibió el pequeño municipio de Horta de San Juan tras el terrible incendio que acabó con la vida de cinco bomberos.
Visitar Chernobyl es hacer turismo radioactivo. En el 25º aniversario del desastre de la central nuclear ucraniana el Gobierno aprovechó para hacer visitable la zona desolada. Durante la llamada excursión "al corazón de la tragedia", que es como lo denominan los coordinadores, el turista puede fotografiarse frente al reactor número 4, desencadenante del accidente mortal. Los curiosos pueden ver el paisaje yermo e inhóspito, pueden ponerse trajes anti radiación... pero no pueden salirse del itinerario marcado, beber alcohol o encender hogueras. Según fuentes ministeriales las zonas elegidas para la pintoresca excursión son de radiación mínima, no obstante, ecologistas de todo el mundo han puesto el grito en el cielo ya que según las mediciones radioactivas caminar por esos parajes es como hacerse una radiografía.
Realmente a mí me parece interesante visitar el lugar de una desgracia sólo por un motivo, el de intentar que no se vuelva a repetir, que la gente conozca de primera mano los horrores de la guerra visitando un sitio de una batalla, saber hasta qué punto llega la crueldad del hombre…El conocimiento es poder, y este conocimiento puede evitar que las futuras generaciones no cometan los errores de las pasadas. Aunque, ¿Realmente creéis que cuando se exponen las desgracias de un lugar siempre tienen un fin educativo? Evidentemente el fin económico siempre está presente. ¿Podemos considerarlo como una alternativa para la reconstrucción de las zonas devastadas o un negocio muy lucrativo aprovechando desgracias? ¿Se puede catalogar de turismo macabro?
¿Qué os produce esta imagen en la que una turista fotografía una de las imagénes captadas más crueles de la guerra de Vietnam?
Para mí es un poco macabro y desagradable. Sin embargo, en ocasiones nos puede servir de mucho visitar lugares como Chernobyl, Belchite o un campo de concentración, y observar hasta qué punto la maldad humana puede llegar haciéndonos daño a nosotros mismos. Por lo que sé (aunque no he estado) en los campos de concentración que se pueden visitar el ambiente es desolador y muy duro, aunque esto nos puede ayudar a conocer bien lo que ha pasado a lo largo de la historia. Lo que no entiendo es cómo los tour operadores y empresas turísticas lo pueden ofertar como si se tratara de una excursión a Disneyland, y algunas personas se lo toman como algo divertido.
ResponderEliminarEstá claro que todo lo que atraiga turismo e ingresos económicos debe ser bienvenido, pero siempre teniendo un poco de ética y respeto por el lugar al que vamos
Pienso Como María del Mar. Es un tipo de turismo que personalmente no me gusta, aunque también pienso que tiene sus ventajas. No hay duda de que algunos casos,como los campos de concentración, ofrecen un interés histórico y aportan una enseñanza de gran valor humano que no debería caer en el olvido. Pero también es cierto que no debe ser muy agradable (al menos para mi) visitar un lugar así. Hay que ponerse en el lugar de los afectados, y pensar... ¿Me gustaría que miles de turistas venga a ver mi país donde ha sucedido una guerra donde ha habido muertes?
ResponderEliminarClaro, también depende de que los turistas traten el lugar con respeto y no solamente por el morbo de conocer lo que ha pasado, creo que eso es fundamental
ResponderEliminarContestando a tu pregunta, Noemí, tengo que decir que la imagen en sí me parece un tanto desagradable; que alguien pueda estar presenciando una escena de dolor y que su única preocupación sea inmortalizarla es lamentable. Pero considero que el turismo de catástrofes no se basa en eso simplemente, sino que a mi me produce curiosidad visitar un lugar en el que haya sucedido algo catastrófico. Digamos que produce interés poder decir que se ha estado en ese sitio y contar lo que se siente, poniendo la imaginación en marcha e intentando sentir lo que alli sucedió.
ResponderEliminarPersonalmente el ver esa foto no me gusta, y yo creo que a nadie le gusta ver que alguien puede estar tan tranquilo echando una foto a algo así... pero también es verdad que hay gente a la que le llama la atención este tipo de cosas, y no niego que puede ser interesante visitar un campo de concentración, o un lugar en el que se pueda realizar este tipo de turismo, pero la verdad, yo no lo pasaría bien visitando estos lugares.
ResponderEliminarPara mí resulta desagradable tanto la foto como visitar este tipo de destinos. Sin embargo, y a pesar de lo desagradable que pueda resultar, visitar destinos como éstos puede resultar interesante para conocer acontecimientos importantes que han tenido lugar a lo largo de la historia y conocer de primera mano hasta dónde puede llegar la crueldad del ser humano e incluso, la virulencia de los fenómenos naturales.
ResponderEliminarBueno yo creo que quizás estamos centrándonos demasiado en la foto que ha elegido Noemí y creo que aunque parezca un tanto desagradabel de ver, ha sido una acierto por su parte ya que ha suscitado interés generalizado por nuestra parte.
ResponderEliminarEs imposible negar las oportunidades para el Turismo de este tipo y hemos de no sólo ver el beneficio que aporta a las empresas que se dediquen a comercializarlo sino también a la función social e histórica. Estos espacios son legados de la humanidad y como tales deber ser conocidos por la población mundial como medio de concienciación colectiva para evitar que sucesos como estos vuelvan a suceder. Todos sabemos que la tarea es complicada pero sólo despertando los "fantasmas del pasado" seremos capaces de entender qué somos y hacía donde queremos ir...
A mí me parece un tipo de turismo muy interesante e incluso necesario. Entiendo que haya personas a las que le resulte desagradable o que intentne hacerlo ver desde un punto de vista un poco morboso pero en general creo que este tipo de turismo se realiza por deseo de conocimiento sobre qué ocurrió y por qué. En ocasiones puede convertirse en un recurso turístico más y ayudar a la regeneración de la zona.
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